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Los alumnos de sexto curso de la clase de Tawnicia Stocking empiezan el día reuniéndose detrás de un único atril. A la señal de su profesora, los alumnos comienzan. Sin embargo, a pesar de lo que cabría esperar normalmente en este entorno, nadie canta. En su lugar, levantan tres termómetros de infrarrojos, apuntan al objetivo fijado en el atril y comienzan su lección de ciencias.

En cada intervalo de tiempo, los alumnos corren a registrar las tres lecturas de temperatura diferentes que cada termómetro de infrarrojos recoge de la pistola de calor que Stocking apunta al objetivo. Continúan este proceso cada 20 segundos hasta llenar sus tablas de datos. Una vez completadas, los alumnos dejan sus termómetros y realizan un rápido análisis de la información que han recogido hasta el momento.

Antes de que comience la siguiente ronda, la Sra. Stocking inclina el objetivo más hacia atrás para simular una inclinación diferente de la Tierra. De nuevo, los alumnos cogen sus termómetros y registran una segunda serie de temperaturas. Repiten este proceso una vez más antes de que la actividad llegue a su fin.

La Sra. Stocking explica que los datos recogidos por sus alumnos representan los efectos de la luz directa e indirecta sobre la temperatura de la Tierra, lo que da lugar a diferentes estaciones. Apuntando con una pistola de calor a un atril inclinado varios grados, podemos ver cómo cambia la temperatura desde el ecuador hasta los polos de la Tierra.

Los datos recogidos en esta actividad científica también se trasladarán a su lección de matemáticas, ya que aprenderán a calcular la media, la mediana y la moda de las diferentes temperaturas. Esta actividad no sólo es divertida y atractiva, sino que también ayudó a cumplir una norma básica de ciencias.

Madison Bliss
  • Madison Bliss

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