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Los alumnos de 8º curso de la Escuela Secundaria Dixon pusieron a prueba sus habilidades presupuestarias en el Reality Town anual de la escuela. Los alumnos probaron lo que es ser adulto mientras pasaban las horas de la mañana yendo de caseta en caseta comprando coches, casas, comestibles y otras necesidades.

La actividad de simulación comenzó con la clasificación de los empleos de los alumnos. A cada estudiante se le asignó un trabajo en función de su GPA (promedio de notas) actual. Si tenían un GPA más bajo se les asignaba un trabajo peor pagado y un GPA más alto significaba un trabajo mejor pagado. Con ello se pretendía ayudar a los alumnos a comprender la importancia de la educación y cómo les repercutirá el resto de sus vidas. 

Después de que los estudiantes obtuvieran un empleo, se les informó de su estado civil, de cuántos hijos tenían y de si tenían algún ingreso familiar adicional. Un estudiante puede decidir que lo primero que quiere hacer es comprarse una casa. Entonces se acercarían a la caseta de la vivienda para ver sus opciones. Tal vez ganen 30.000 dólares al año y sólo puedan permitirse una pequeña casa de 1 dormitorio junto a la autopista, así que la compran. Después de conseguir su casa, tienen que ir a contratar un seguro para ella, lo que cuesta más dinero, mermando aún más su salario. Luego tendrían que asegurarse de tener comida, así que se van a la tienda de ultramarinos a ver qué tipo de comida pueden permitirse. Tal vez tengan un hijo y tengan que asegurarse de que también esté alimentado. Tal vez quieran un coche, pero se dan cuenta de que no les sobraría para pagar su gasolina y en su lugar adquieren un abono para el autobús. Por último, puede que decidan ir a la cabina de Internet, a la de ingresos complementarios, a la de cuidados personales o a una de las muchas otras que hay en la ciudad real. Todas ellas requieren la emisión de más cheques y menos dinero sobrante en sus hojas de presupuesto. 

Los profesores y el personal que dirigían las casetas también tenían algunas ideas que compartir. Muchos de ellos dijeron que fue una gran prueba de realidad para los niños. Una de las encargadas de la caseta del transporte dijo que los niños se enfadaron cuando se dieron cuenta de que, en lugar de comprarse ese lujoso coche deportivo, tenían que comprarse una minifurgoneta para poder transportar a su familia. Otra dijo que, mientras trabajaba con una estudiante en su presupuesto, ésta le dijo que nunca volvería a pedir dinero a su madre. Otros observaron que muchos estudiantes que pretendían ser monoparentales empezaban a darse cuenta de lo difícil que puede ser formar una familia con un presupuesto tan limitado. 

En definitiva, la "ciudad realidad" de la escuela media Dixon resultó divertida y abrió los ojos a muchos de sus alumnos. A medida que las lecciones aprendidas empiecen a calar, los alumnos de 8º curso de Dixon comprenderán realmente lo valiosa que es su educación. 

Shauna Sprunger
  • Coordinador de Comunicaciones
  • Shauna Sprunger
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