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La protagonista de esta semana es Caitlin Vassau, profesora de inglés en la Escuela Secundaria Dixon. Caitlin enseña para los niños. Le encanta la idea de poder ayudar a sus alumnos a liberar el potencial que ve en ellos. He aquí lo que escribió sobre la enseñanza.  

Por qué enseño...

por Caitlin Vassau

Hace ahora casi dos años, entré por primera vez en la que era "mi aula". La enseñanza era todo lo que yo quería que fuera, pero nada parecido a lo que había esperado. Cualquiera que haya estado dentro de un aula sabe que hay días buenos y días malos. Mientras luchaba durante mi primer año de docencia, llevaba un diario que en realidad titulé "Por qué enseño". En los días malos, quería poder mirar atrás y recordarme por qué hacía lo que hacía. Quiero compartir la primera entrada que escribí, porque resume la sencilla razón por la que enseño.

15 de septiembre de 2016: ¡Casi un mes completo de enseñanza menos! Enseñar no es nada de lo que pensaba. ¡Nunca he hecho algo tan desafiante, que consuma tanto tiempo, frustrante, desgarrador o TERRIBLE en toda mi vida! Probablemente he llorado de estrés más este mes que todos mis meses de vida juntos. Pero, ¿adivinen qué? ME ENCANTA. (La mayor parte del tiempo). Pero me he dado cuenta de que creo que así es la enseñanza. Hay días buenos y días malos. Algunos días, llego a casa sintiéndome tan feliz y realizada y sólo quiero gritarle al mundo lo mucho que me gusta enseñar. Otros días, llego a casa llorando, sintiendo que he tomado una mala decisión en la vida, que he desperdiciado 5 años en la universidad y que podría estar haciendo algo (cualquier cosa en realidad) que pague mucho más dinero y requiera mucho menos trabajo y donde te tratarían mucho mejor. Porque déjeme decirle algo. Los alumnos de 8º curso... ¡son tan malos! Son tan groseros, tan increíblemente irrespetuosos y tan frustrantes. Pero, ¿adivinen qué? LOS AMO. Aunque a veces me dan ganas de tirarme de los pelos, son tan graciosos, tan increíblemente brillantes y tienen tanta personalidad y potencial que ofrecer a este mundo. Y lo que me hace seguir adelante en los días malos es saber que quizá les estoy ayudando a estar un paso más cerca de liberar ese potencial. Eso lo vale todo, ¿verdad? Yo creo que sí. Así que lo que he decidido hacer con este diario es anotar las pequeñas cosas que ocurren, cada día, que me hacen decir "por eso hago esto. Por eso enseño". Porque son las pequeñas cosas. Y así, cuando tenga uno de esos días de "he tomado una mala decisión en la vida", podré mirarlas y recordar por qué todo merece la pena.

(El ensayo continúa debajo del vídeo.)

Por eso enseño. Porque el 14 de octubre ese alumno que siempre está fuera de la tarea y nunca participa, levantó la mano para contribuir a la lección. Porque el 5 de diciembre, el alumno que había luchado durante los dos últimos meses para aprobar el Tema Yo Puedo, por fin consiguió que hiciera clic y aprobó. Porque el 3 de febrero, el alumno que intenta sentarse en su teléfono todo el día en clase y te dice lo aburrido que es todo lo que haces y lo mucho que odia tu clase, salió de clase al final del periodo con las palabras "Gracias, señorita Dixon". Porque el verano después de terminar mi primer año de enseñanza, recibí un correo electrónico de una estudiante que me decía que había tenido un año tan duro y que había pasado por tantas cosas, y que realmente no estaría aquí si no fuera por mis amables palabras y mi aliento, y por saber que me importaba.

La enseñanza es dura. Hay muchos días malos y muchos días en los que te sientes inadecuada y sobrecargada de trabajo. Pero lo único que me hace seguir adelante son los alumnos. Mis hijos. Mis alumnos son niños de 13 y 14 años que han pasado por mucho más de lo que un niño de 13 o 14 años debería pasar nunca. No nos quedan muchos buenos modelos de conducta y, sin embargo, vivimos en un mundo en el que más los necesitamos. Creo sinceramente que la enseñanza es una de las profesiones más importantes y honorables, pero no lo hago para ganarme ese honor. Lo hago porque mis hijos lo necesitan. Necesitan a alguien a quien le apasione lo que hace y a quien le apasione para quién lo hace. Alguien que se tome el tiempo de dedicarles tiempo. Tiempo para aprender, tiempo para crecer y tiempo para notar y ver el potencial en ellos y ayudarles a verlo en sí mismos. Estos niños necesitan esto. Y esa, sencillamente, es la razón por la que enseño.

Shauna Sprunger
  • Coordinador de Comunicaciones
  • Shauna Sprunger
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