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La protagonista de esta semana es Jill Day. Jill Day lleva 35 años enseñando. Enseña en segundo curso en la escuela primaria Provost y le encanta estar con sus alumnos. He aquí lo que Jill escribió sobre su razón para enseñar:

Por qué enseño...

por Jill Day

¿Por qué enseño? Esta es una pregunta fácil. Creo que hay tres razones principales: Quiero a los niños; ellos necesitan un profesor que los quiera; y me gusta la oportunidad de seguir aprendiendo.

Llevo 35 años enseñando en Provost. Todavía me alegra venir a la escuela y estar con mis hijos. Los niños tienen una visión fresca de la vida. Ven las cosas desde un punto de vista diferente. Me divierten las cosas graciosas que dicen y hacen. Mantienen las cosas interesantes. Disfruto explorando el mundo del aprendizaje con ellos. Les digo que una vez que están en mi clase forman parte de mi familia de por vida. (El ensayo continúa debajo del vídeo)

Los niños necesitan un profesor que se preocupe por lo que les pasa. Soy su profesora pero es más. Saben que les quiero de verdad pase lo que pase. Hay niños en mi clase cada año y cada día que necesitan que esté ahí para ellos. Necesitan que les ayude a leer porque no saben hacerlo. Algunos luchan por controlarse. Necesitan aprender a hacerlo. Necesitan que alguien les diga que las matemáticas son divertidas porque oyen a sus padres decir: "Siempre se me dieron mal las matemáticas". Necesitan que alguien les diga por qué está mal robar. Necesitan sentirse seguros porque la escuela parece un lugar aterrador tan lejos de casa. Necesitan saber que su profesor piensa que son listos porque ahora mismo no se sienten muy listos. Necesitan que alguien se ría de las partes graciosas del libro. Necesitan que alguien les explique las palabras que no conocen. Necesitan que alguien les diga que si cometen errores tendrán una consecuencia pero que yo les sigo queriendo. Necesitan oír que no hay nada que puedan hacer para que yo deje de quererles. Necesitan que les aseguren que son importantes. Necesitan ver una sonrisa cuando entran por la puerta y oír que alguien les da los buenos días para que sepan que hoy va a ser un buen día. Necesitan a alguien que se alegre de verdad de que hayan venido hoy a la escuela. Necesitan a alguien que les eche de menos cada día que faltan. Enseño porque mis hijos necesitan que les quiera.

En la enseñanza se nos dan herramientas básicas. Cada año tomamos más clases para afinar nuestro oficio. A medida que pasan los años nuestros cinturones de herramientas rebosan de ideas entre las que elegir para esculpir y moldear las mentes de nuestros alumnos. La oportunidad de ser creativa y seguir aprendiendo nuevas habilidades es una de las razones por las que enseño. Me encanta mejorar en lo que hago. Disfruto probando cosas nuevas, sobre todo si ayudan a los niños a comprender mejor. Mi lema desde el principio ha sido que si no estoy preparada para probar algo nuevo, más vale que deje de enseñar porque ya no estoy creciendo.

La razón por la que enseño es muy sencilla: Me encantan los niños. Puedo ayudarles y me produce una gran alegría y satisfacción aprender con ellos. Sus dulces notas de agradecimiento y sus sonrisas cuando entienden un concepto me alegran el día. Cuando me dicen que ojalá pudiéramos tener matemáticas todo el día, sé que estoy marcando una pequeña diferencia. Si al final del día aunque sólo sea un niño se siente un poco más seguro, más feliz o mejor en algo, habré cumplido mi propósito al venir a la escuela.

Shauna Sprunger
  • Coordinador de Comunicaciones
  • Shauna Sprunger
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