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Escriba las instrucciones para preparar un sándwich de mantequilla de cacahuete y mermelada. 

Tras unos cuantos intentos de crear el delicioso bocadillo, puede que le resulte frustrante ver cómo tu instructor intercala la mantequilla de cacahuete -con todo y tarro- entre dos trozos de pan, haciéndole saber que sus instrucciones no fueron lo suficientemente específicas. 

Puede que recuerde lecciones similares de su época en las clases de escuela media y secundaria. Hace veinte años, el ejercicio enseñaba la importancia de registrar los pasos de un experimento en el método científico. Hoy, en el salon de la Sra. Hauver, la lección enseña una importante lección sobre programación informática. 

"Esto puede parecer un poco tonto", explica un joven estudiante que ayudaba la clase y estudiante de programación de BYU, "pero así es como funcionan realmente las computadoras. Si no somos exactamente específicos, hasta el último detalle, la computadora hará algo completamente distinto de lo que pretendía. O, no funcionará en absoluto".

Los niños de la clase observan con expectación. El vídeo sobre el PB&J es atractivo, pero lo más valioso era cómo aplicarían esos conocimientos en un interesante juego al final de la clase. Antes de iniciar cualquier parte de la lección, les mostró un pequeño ordenador con LED rojos que mostraba piedra, papel o tijeras una vez agitado. El objetivo de crearlos por sí mismos mantinian a los alumnos concentrados. 

Una vez que los estudiantes abrieron sus Chromebooks y se adentraron en la lección, recibieron tres "niveles de dificultad". Para una experiencia más sencilla, los códigos se agrupan en grandes bloques a modo de puzzle (rompecabezas). Los alumnos seleccionan una pieza de puzzle que denota una acción, arrastrando el objeto al espacio correspondiente. La dificultad media es similar, pero en lugar de piezas de puzzle literales los objetos son líneas de código. Y para el modo difícil, simplemente se les da una consola para que escriban ellos mismos el código. 

Programas como éste ayudan a los niños a darse cuenta de las posibilidades que existen en la programación informática. Para mucha gente, la programación parece magia: pides a los magos que hay detrás del ordenador algo que quieres ver, teclean un hechizo en el ordenador y ¡listo! Pero tener un profesor invitado que venga a clase y guíe a los niños a través del proceso de codificación significa que estos niños tendrán una barrera menos a la hora de prepararse para su futuro y perseguir sus sueños. 

Al final de la lección, sólo necesitará comprar otro tarro de mantequilla de cacahuete. 

Alexander Glaves
  • Especialista en Medios Sociales/Marketing
  • Alexander Glaves
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