En un panorama digital en rápida evolución, la necesidad de que los niños naveguen por el mundo digital de forma responsable y eficaz nunca ha sido más crítica.
Richard Culatta, Director General de la Sociedad Internacional para la Tecnología en la Educación (ISTE), compartió recientemente sus ideas y estrategias prácticas con los estudiantes, las familias y el personal de nuestro distrito para que podamos navegar por el mundo digital para siempre.
Richard Culatta es uno de los nuestros. Se graduó en la BYU y se introdujo en el mundo de la educación tecnológica como asesor tecnológico en la Escuela de Educación David O. McKay, donde reestructuró el componente tecnológico del programa de preparación de profesores.
Ha visto el impacto de prácticas eficaces basadas en la tecnología a gran y pequeña escala. Como director de Rose Education, que enseña alfabetización basada en la tecnología en escuelas rurales de Guatemala, y como antiguo director de la Oficina de Tecnología Educativa del Departamento de Educación de Estados Unidos, Culatta ha aprovechado los macrodatos y los métodos de enseñanza prácticos y aplicables para hacer el bien a macro y microescala.
Como actual CEO de ISTE, Culatta busca ofrecer soluciones equitativas para que todos los alumnos aprendan mediante un uso optimizado de la tecnología, tanto en la escuela como en casa.
Antes de su seminario, Culatta visitó escuelas de todo el distrito para inspeccionar el trabajo de nuestro equipo de Aprendizaje Innovador y de nuestros profesores y hablar a nuestros estudiantes sobre la creación de hábitos digitales saludables para enriquecer sus vidas. Culatta observó cómo los estudiantes codificaban soluciones para crear tecnologías de asistencia para alumnos con parálisis cerebral, uno de los muchos proyectos de codificación creativa que nuestro equipo de Aprendizaje Innovador y nuestros profesores utilizan para desafiar a los estudiantes. Habló en las asambleas escolares y en nuestros Kindness Clubs sobre el desarrollo del bienestar digital y la inclusión en línea, examinando cómo los hábitos fáciles y cotidianos pueden conducir a una vida equilibrada, informada y comprometida para todos.
Por último, Culatta habló a los padres y al personal escolar en un seminario personalizado el 5 de octubre para concluir su visita, relacionado con las enseñanzas de su libro "Digital for Good: Raising Kids to Thrive in a Digital World". (Todos los asistentes recibieron un ejemplar gratuito. ¡Gracias!)
Hablando desde el punto de vista de un director de múltiples iniciativas de aprendizaje digital basadas en la investigación -y como padre de cuatro hijos- Culatta dirigió un debate sobre cinco competencias para el bienestar digital: equilibrado, informado, comprometido, inclusivo y alerta.
Como padre, Culatta reconoció el miedo intrínseco que la palabra "tecnología" ha suscitado en el mundo post-COVID. Es fácil que algunos sientan el deseo de apartar a sus hijos por completo del uso de la tecnología. La realidad, señala Culatta, es que nuestros alumnos necesitarán inevitablemente la capacidad de aprovechar la tecnología. Todos los trabajos requieren conocimientos digitales, y cambiar el tiempo que dedican a la tecnología no hace sino retrasar el momento de aprender estas habilidades.
Como padres, podemos ayudar a nuestros hijos a aprender estas complejas destrezas de formas pequeñas y mesuradas, empezando hoy mismo.
"Nunca entregarías las llaves de un Ferrari a un niño de dieciséis años", dice Culatta, "sin haberle enseñado a conducir con seguridad. El bienestar digital es igual. Es una habilidad compleja".
Resulta que para desarrollar habilidades complejas hace falta algo más que una lista de "cosas que no hay que hacer" antes de salir a la carretera. Hay mucho más en la conducción -y en el bienestar digital- que una lista de "no hacer". Los niños necesitan ver cómo es una conducción segura de la mano de un experto. Necesitan practicar al volante en circuitos trazados. Necesitan un mentor que les corrija las destrezas necesarias para llevarles adonde quieren ir. Se necesita paciencia.
Aquí es donde entra Culatta. Con prácticas viables, basadas en datos y probadas por familias, Culatta ofrece a los padres una forma de ampliar el uso digital que tiene en cuenta la responsabilidad y la capacitación. Aunque no podemos cubrir todos los temas tratados en su seminario, podemos compartir algunas prácticas significativas que los padres pueden utilizar hoy.
Culatta dice que hay que empezar con una conversación sobre la cultura familiar y las expectativas tecnológicas. Deja que tus hijos compartan cómo creen que es un uso sano y responsable de la tecnología. Crea un "Acuerdo de uso del dispositivo" para el uso de la tecnología a partir de vuestras conversaciones. Este acuerdo es una forma de enmarcar positivamente los hábitos y prácticas saludables que podéis discutir en familia.
El acuerdo, comenta Culatta, no difiere de una factura telefónica. "Se espera que paguemos el teléfono en virtud de un acuerdo, y también que lo utilicemos de acuerdo con ciertas expectativas".
El contrato como una familia, pero Culatta compartió el acuerdo de su familia. Aquí está, por ejemplo:
¿Cuándo debe utilizar su dispositivo?
Tienes que terminar tus tareas antes de usar el teléfono.
A la hora de comer, el teléfono descansa en otra habitación.
Cuando usas el teléfono, la puerta permanece abierta.
¿Qué debe hacer con su aparato?
Ayúdenos a capturar recuerdos familiares.
Utiliza tu teléfono para aprender cosas nuevas.
Diviértete (lee, juega, escucha buena música).
¿Con quién debe interactuar?
Mantente en contacto con tus amigos, familiares y profesores.
Avisa a mamá o papá antes de iniciar una conversación con alguien que no forme parte de nuestra familia.
Pregunta a mamá o papá antes de enviar vídeos o fotos a nadie.
¿Qué ocurre cuando algo va mal?
Si haces algo con tu dispositivo que no se ajusta a este acuerdo, avísanos y te ayudaremos a solucionarlo.
El Acuerdo sobre el uso de dispositivos es una base para que las familias mantengan conversaciones y normas. Quizá notes que la sección final dice "Qué pasa cuando algo va mal" en lugar de "Qué pasa si algo va mal". Es porque estas habilidades requieren práctica. Retomando la analogía con el coche, no puede esperar que su hijo se convierta en un conductor perfecto de la noche a la mañana.
El acuerdo existe para ayudar a escalar el uso de los dispositivos; si demuestran que pueden utilizarlos, aumentas gradualmente la autonomía. Si tropieza, vuelve a hablar con él sobre cómo puede hacerlo bien y reduce el uso durante un tiempo. Estos acuerdos son ruedas de entrenamiento; cuando tu hijo se cae y se hace daño, necesita saber por qué y qué puede hacer para solucionar el problema, y si vuelve a caerse, puede que necesite un poco más de ayuda hasta que esté preparado.
Los padres también deben adaptar sus acuerdos a las necesidades y la edad de cada niño. Culatta señaló que su hijo adolescente, a punto de graduarse, ya no necesita registrarse antes de enviar fotos, pues ha practicado esa habilidad a lo largo de los años. Culatta recordó a los asistentes que su lista variará en función de la cultura de su familia; si les preocupa que su hijo haga cuentas privadas en las redes sociales, por ejemplo, inclúyanlo en su acuerdo.
Otra expectativa es que los padres den ejemplo de comportamientos positivos. Todos los miembros de la familia están implicados en el acuerdo: si esperas que tu hijo guarde el móvil durante la cena, tú también tienes que hacerlo.
En cuanto a un último punto para la seguridad, Culatta repasa las expectativas de su familia sobre cuándo los niños pueden usar sus teléfonos: en habitaciones abiertas y antes de acostarse. "Los niños tienen la falsa idea de que su teléfono es un espacio privado, pero no lo es", dice Culatta. "Pagamos por su uso del teléfono. No estoy vigilando a mis hijos, pero si puedo pasar y ver un texto o una foto que me parece desagradable, puedo tener una conversación al respecto."
La familia de Culatta también carga sus teléfonos en una habitación separada durante la noche y los recoge por la mañana. Según una amplia investigación, casi todos los casos que requieren la intervención policial relacionados con el uso del móvil comparten dos antecedentes comunes: el uso del teléfono a puerta cerrada y al anochecer. Crear una cultura familiar que tenga en cuenta estos antecedentes permite a su familia librarse de cualquier tropiezo importante que pudiera producirse de otro modo.
Para las familias con jóvenes que empiezan con su primer teléfono, Culatta recomienda empezar poco a poco. Dales un teléfono viejo o con acceso limitado: no necesitas un plan de datos, sólo algo que puedan usar con wifi. Puedes ir aumentando el uso a medida que lo vayan utilizando y, finalmente, pagar por más acceso a medida que lo vayan ganando. En cuanto a los jóvenes de más edad, Culatta asegura a los padres que no es demasiado tarde. Hay que mantener estas conversaciones y normas, pero sin acorralarles ni señalarles. Si les enseñas a comportarse bien, es mucho más probable que te sigan.
La visita de Culatta ha sido fenomenal. Su enfoque práctico, basado en datos y arraigado en sus propias experiencias familiares, ha puesto de relieve la necesidad de colaboración entre padres e hijos a la hora de establecer pautas tecnológicas. La sabiduría de Culatta nos recuerda que enseñar bienestar digital es un viaje, no un destino, y sus ideas sirven de valiosa hoja de ruta para las familias que se esfuerzan por navegar por el mundo digital con confianza y responsabilidad.
Una vez más, agradecemos a todos los asistentes su participación en nuestro seminario. Los lectores pueden esperar una grabación de su seminario con subtítulos en inglés y español en algún momento de este mes. Estén atentos a futuros seminarios y conferencias, ya que recibiremos a más ponentes invitados en nuestro empeño por utilizar Digital for Good.