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Hay una alegría en publicar tu propio escrito que pocos llegan a experimentar. En la clase de la Sra. Elton, sin embargo, es algo que ocurre con fiel regularidad.

La Sra. Elton enseña Escritura Ilustrativa, una clase en la que los alumnos mezclan componentes artísticos y literarios en los libros. La clase actúa como una intervención durante el tiempo de alfabetización y es una extensión para que los alumnos que dominan el contenido profundicen en el aprendizaje y perfeccionen sus habilidades de escritura a través de un componente artístico. Antes de ver los libros, uno podría preguntarse cómo la ilustración y el arte realzan una narración. Después de leerlos, resulta evidente que el arte no sólo enriquece la historia, sino que puede actuar como núcleo para que los componentes de la historia orbiten, se conjunten y se reúnan en una historia más cohesionada. 

La Sra. Elton compartió más de media docena de sobres manila rellenos que contenían una ecléctica colección de coloridos libros y folletos. Uno de los sobres contenía bestiarios, en los que los alumnos investigaban sobre un animal, escribían detalles y datos sobre su animal dado complementados con una imagen del ojo del animal, y en la página siguiente revelaban el animal en una ilustración del cuerpo del animal. Otro sobre contenía libros pop-up de octubre, cada uno de los cuales recogía los detalles de una escena importante de su narración temática de Halloween.

Las narraciones ilustradas demuestran varias técnicas avanzadas de escritura aprovechadas a través del arte de los alumnos. Uno de estos ejemplos es El puma y el bosque, de Eva Sotelo, que detalla el sueño de un puma en el que sus padres fallecidos le piden que viaje al bosque para encontrarlos. Cuando el puma emprende su búsqueda en el bosque, no consigue descubrir a sus padres. En su lugar, el protagonista conoce a otro puma, se aparea con él de por vida y da a luz a un par de cachorros, encontrando cíclicamente a sus padres de forma simbólica al casarse con otro y convertirse él mismo en padre. Esta historia sorprendentemente parabólica y en capas surgió primero de la obra de arte, lo que permitió a Eva inspirarse en escenas e imágenes. Esta práctica no se utiliza habitualmente en la clase de Escritura Ilustrativa, pero en este caso, crear el arte antes de escribir ofreció la oportunidad de crear una historia rica.

La trama, el tema, el escenario y otros elementos van encajando a lo largo de cada lección de la unidad, pero comenzar con un género específico, un arte o una indicación de un cuaderno abre nuevas ventanas para la escritura narrativa y deja entrar la luz de otras disciplinas para colorear la narración. El resultado es una historia con una voz más genuina, algo que la mayoría de los profesores de escritura consideran una tarea hercúlea de enseñar.

Una de esas historias es la de Tayler Lewis, que escribió sobre la primera cita de sus padres, su relación posterior y su vida eventual como pareja casada. La narradora caracteriza a su padre como un bobalicón ansioso que tropezó en el patio delantero antes de su primera cita, utilizando citas divertidas de su padre para animar la historia. El texto utiliza imágenes visuales y una clara conciencia espacial, y las escenas están organizadas de forma no lineal para contar una historia más convincente. Pero quizá lo más significativo es que la historia tiene voz. El distrito cubrió esta historia anteriormente, y puede encontrarla aquí.

Se puede percibir claramente la personalidad de cada alumno en el trabajo. Crear arte permite a los alumnos visualizar y organizar la historia y sus escenas, inspirar el tema y el tono de sus narraciones, utilizar detalles específicos y otras técnicas de escritura útiles, sin duda. Pero una cosa es enseñar a los alumnos técnicas para elaborar una narración y otra ayudarles a encontrar su voz. En la clase de la Sra. Elton, sin embargo, es algo que ocurre con fiel regularidad.

Spencer Tuinei
  • Especialista en Comunicación
  • Spencer Tuinei
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